Historia
Hola soy Sole, titular de la Farmacia de Reboreda, y os voy a contar mi historia. Cuando era pequeña mis padres tenían una panadería, éramos mucho hermanos pero al ser la menor siempre me encargaba yo de realizar los recados. Mi favorito era el de los días previos a Pascua, cuando tenía que ir a por la esencia de anís a la farmacia. Me encantaba el olor que impregnaba el ambiente y me fascinaban los secretos que escondían aquellos pequeños frascos. Creo que fue ahí cuando me enamoré de lo que sería mi futura profesión y donde empezó mi vocación.
A pesar de las preferencias de mis padres de que para que estudiara magisterio, decidí seguir mi vocación y estudiar farmacia en Santiago. A pesar de esto, ellos me apoyaron en todo momento y nunca me olvidaré de lo orgullosos que estaban el día en que me licencié.
Conservo muy buenos recuerdos de mi paso por la Facultad; el ambiente de estudio, las clases, aquellas madrugadas que te cogían con el último folio antes de un examen, las risas y los enfados con mis compañeras de piso (hoy grandes amigas), las interminables partidas de parchís, y como no, alguna que otro jueves de juerga por Santiago.
A pesar de que en aquel momento las prácticas en oficina de farmacia no se contemplaban en el programa de estudios, al terminar la carrera tuve la suerte de comenzar mi vida laboral con una actual compañera de Redondela, Isabel Muíños, donde estuve de adjunta durante 11 años.
En esa etapa también realicé sustituciones en diversas farmacias, lo que me ayudó a obtener una visión global de la profesión y a definir el tipo de farmacia que yo quería tener. Durante esa época también fui profesora de clases particulares de química y matemáticas. Es una satisfacción saber que alguno de mis alumnos ahora forma parte de este gremio. Otra de las personas a la que también he contagiado mi ilusión por la farmacia ha sido a mi hija Clara, quien nació en esa época y actualmente es mi socia.
Años más tarde, con muchas dosis de constancia y una pizca de suerte, conseguí abrir mi propia farmacia, de la que estoy muy orgullosa. Los inicios, como siempre, fueron complicados. Muchas horas detrás del mostrador, al principio yo sola y después con la inestimable ayuda de la que hoy es uno de los pilares de mi equipo, Arancha. Con el paso del tiempo, el equipo ha ido creciendo; Mayte, Lara, Ángela y por supuesto, Clara; que ha vuelto a renovar en mí el entusiasmo del principio y ha traído aires nuevos a la farmacia.
Este último año ha supuesto para nosotras la consecución de un sueño largamente acariciado. Siempre hemos aspirado a una farmacia que no sólo sea un establecimiento de dispensación, sino un espacio en el cual se trate la salud del paciente desde un punto de vista integral y en el que podamos encontrar un equipo formado y multidisciplinar. La formación continua y el buen rollo es la esencia de Farmacia de Reboreda.
No puedo acabar esta historia sin hablar de los principales protagonistas, nuestros pacientes y clientes, los actuales y los que por desgracia ya no están. Siempre me ha encantado el trato con las personas y la satisfacción de poder ayudar, pero la verdad es que aquí me lo han puesto muy fácil. Me acogieron y me apoyaron; confiaron en mí a pesar de ser una desconocida para ellos y me integraron en su comunidad, de la que ahora formo parte. Tengo que agradecer especialmente a Pili y Chei, quienes me dieron la oportunidad de poder abrir la farmacia en Reboreda y me trataron siempre como si fuera de la familia.